Hace miles de años, el sepulcro donde estaba el cuerpo de Jesús
apareció vacío, tan solo se podía ver una venda de lino y una esperanzadora
proclamación: “No está aquí, ha resucitado” (Lucas 24,6). Palabras que cumplían
así su promesa de salvarnos a todos.
Este es el motivo por el que ver la tumba vacía donde Jesús fue
enterrado es tan importante para nosotros. Esta es la base de nuestra Fe y
Esperanza, ya que nos demuestra que la muerte no tiene la última palabra, sino
que la vida tiene la victoria sobre la oscuridad y el olvido. Nos enseña que el
dolor, el envejecimiento y la muerte no es la meta en nuestro camino, él nos
abrió una vida eterna llena de felicidad. Por eso, nosotros los cristianos,
celebramos este día una gran fiesta con nuestras familias en la parroquia
porque la Resurrección guarda un mensaje esperanzador que nos acerca al corazón
de nuestro Salvador.
Sin embargo, en estas circunstancias, donde una enfermedad está
presente en todos los momentos de nuestra vida, a veces nos hace replantear
cuales son los verdaderos motivos de nuestra existencia. Vivimos acelerados,
sin pausas, sin pensar, y ahora mismo en nuestras casas a causa del
confinamiento. Me encuentro con suficiente tiempo para respirar y afirmar que
para mí, lo que más disfruto son estos días con mi marido y mis hijos. Ahora,
más que nunca, es donde esa fe y
esperanza en Dios nos ayuda a sentirnos más amparados, acompañándonos y dándonos luz en esta incertidumbre,
ya que recordar valores que Jesús nos enseñó a lo largo de su vida como el amor, la unidad, la humildad y
solidaridad se convierte en una de las grandes armas que
tenemos frente a esta pandemia.
Para terminar con esta reflexión,
os animo a hacer una oración, todos juntos, en este día, en honor a todas
aquellas familias que están sufriendo por la muerte o la enfermedad de un ser
querido, pues Jesús, nos enseñó, que al moribundo no se le acaba ahí su camino,
que su recuerdo siempre marcará nuestro corazón y que no nos ahoguemos en
lágrimas por su partida, sino por su inicio en la vida eterna, donde nos
encontraremos de nuevo. “Alegraos y regocijaros porque vuestra recompensa
será grande en los cielos” (Mateo5/12).
Beatriz
Sieira.
Catequista
Sin lugar a dudas el tener más tiempo libre nos da la oportunidad de poder entrar en nosotros mismos y reflexionar mucho para hacer cambios..una Resurrección personal que podamos compartir con todos los que nos rodean, en la que poner la humildad y el amor a los demás como objetivo principal. 🙏🙏🥰
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