Este año vamos a celebrar
la Pascua en nuestras casas, confinados para luchar contra esta pandemia que está asolando
nuestro mundo. Un gran porcentaje de víctimas son nuestros mayores, los que nos
precedieron y lucharon por nosotros, dejándonos el mejor mundo posible. Esta
referencia a la crisis sanitaria, es casi obligatoria para esta reflexión
personal por ser la actualidad que marca nuestra agenda diaria.
Celebramos la Pascua, el
paso del Señor y en nuestras celebraciones, leemos y escuchamos muchos
textos, sobre la historia de la salvación, tanto del Antiguo Testamento como
del Nuevo. El Señor pasa por Egipto para liberar al pueblo de
Dios, lo acompaña a través del desierto y su presencia lo reconforta
en las tribulaciones, también en las alegrías. El pueblo elegido, da
gracias a su Dios cuándo las cosas van bien y le pide desconsoladamente ayuda
cuándo la enfermedad, el hambre y el miedo aprietan. Muchas veces reniegan
de Él, buscan falsos ídolos para adormecer sus temores y ser
felices, cuando la felicidad auténtica reside en la confianza, en el Amor de
Dios.
Esto mismo puede
sucedernos a nosotros, por eso, esta Pascua 2020 que marca el final de la
Semana Santa y que proclama el mensaje de siempre en su
contenido, los creyentes debemos hacer una reflexión quizás más
profunda, porque partimos de una situación especial, muy dura y que
nos ha dejado sin respuesta, atónitos, desconcertados y con un gran temor que
entumece nuestra acción, nuestra vida. Nuestras seguridades, dan paso a
la inseguridad, al miedo, a la indefensión. La fragilidad humana se
manifiesta en toda su desnudez.
Los cristianos debemos
pues, creer como Moisés en el Señor; este es nuestro paso del Mar Rojo, la
incertidumbre debe dar paso a la confianza, la muerte a la Resurrección.
Debemos creer firmemente que el Señor no nos abandona. La prueba por
la que pasa la humanidad, en estos momentos, no es la primera. No
podemos abandonarnos al desánimo, Dios está con nosotros, sus pasos nos
preceden, solo debemos confiar en El y ver más allá de nuestra narices.
Cantamos DIOS ESTA AQUÍ, en el que sufre, en el aire que respiramos, en el sol
que nace cada día y, ¿de verdad nos lo creemos?. La vida no termina
en lo visible, Dios nos prometió un mundo mejor, una vida nueva, debemos y
tenemos que confiar en su palabra. Este es el momento, JESÚS muere
en la Cruz por ser fiel a su misión, con miedo y sentimiento de abandono por
momentos, pero al final, entrega al Padre su Espíritu, se acoge a su voluntad.
PASCUA ES ALEGRÍA, paso de la muerte a
la vida. Como creyentes, fieles al Señor, debemos transmitir nuestra confianza
y alegría por la Fe recibida a toda la humanidad. Dentro de la
tristeza por los acontecimientos que estamos viviendo, existen signos de
madurez, de solidaridad, de entrega y sacrificio. Muchas personas vencen el
miedo al contagio con entrega a sus hermanos más necesitados.
!!! ANIMO
Y FELIZ PASCUA DE RESURRECCION !!!
Manuel Mirás
Voluntario de Cáritas Parroquial de Riveira
Yo,me quedo con la Esperanza, la Alegría...de la Resurrección de Cristo y nuestra nueva oportunidad para comenzar un camino nuevo...🙏😘
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